Martes, 7 de Octubre del 2014
por Clifford y Joyce Penner
El matrimonio Penner
habla sobre algunos aspectos prácticos referentes a la relación sexual en el
matrimonio. Muchos han sido los matrimonios que, por temor al descontrol, lo
vano y la concupiscencia han vivido fracasos y frustraciones en esta área de su
matrimonio. Tanto Clifford como Joyce Penner han desarrollado un ministerio de
consejería íntima a matrimonios cristianos.
La falta de una
respuesta sexual en la mujer, ¿se debe primordialmente a una dificultad física o
a una emocional?
Clifford: Básicamente, o
mejor dicho, esencialmente, es emocional. No hay nada que demuestre que la
mujer no tenga la capacidad física para responder. Puede haber una disminución
en el deseo sexual, pero hasta lo que ahora se sabe, todas las mujeres fueron
creadas para responder sexualmente. Es por eso que nos molesta cuando se usa el
término "frígida".
Joyce: El ser frígida
suena como que una mujer es de alguna manera fría y que no tiene capacidad
sexual. La capacidad está dentro de cada una de nosotras, pero existen temores
o barreras que suelen impedir que esto se consagre.
C: Nos gusta hablar de
la respuesta sexual como una respuesta innata en lugar de algo que se aprende.
No es como el tenis, que se debe aprender, sino que es más bien un reflejo de
lo que está en nuestros cuerpos si podemos quitar las barreras de en medio.
J: Y si se proveen las
condiciones correctas para estimular este reflejo.
¿Cuáles son las
barreras más comunes por las cuales las mujeres no pueden responder?
J: Hay siete razones
principales. Primero, a la mujer no se le da el tiempo o la atención necesaria
para que ella responda.
C: La mujer,
generalmente, tiende a responder más lentamente que el hombre, y también tiene
una mayor necesidad de atención en los factores emocionales en una relación.
Estas son partes esenciales de la experiencia sexual en la mujer, mientras que
el hombre puede estar más orientado hacia lo físico.
J: Segundo, una mujer
no recibe la estimulación correcta. El orgasmo es un reflejo, como el que
tenemos cuando el doctor nos da un golpe en la rodilla y nuestro pie salta.
Pero es necesario que ese golpe en la rodilla sea dado en el lugar preciso para
que el pie reaccione. Igualmente, si la mujer no recibe una estimulación que
cause el reflejo sexual, no puede actuar este reflejo en su cuerpo. Cada mujer
debe aprender lo que necesita y esto requiere tiempo y comunicación. Debido a
que hablar abiertamente de la sexualidad en la relación matrimonial no es algo
fácil, este tema suele ser ignorado totalmente.
No se pueden apretar
los dientes y tratar con todo el esfuerzo posible que la respuesta se dé. Es
más, eso suele ser un estorbo.
La tercera razón
común para la frustración sexual (la falta de experimentar un orgasmo) es el
temor. Puede ser el temor a la sensación que ocurre, o un temor a estar fuera
de control, a ser más vulnerable, temor de dar lugar a una confianza más
profunda. Es más, esta es la razón por la cual creemos que Dios usa este
simbolismo de la experiencia sexual entre un hombre y una mujer para enseñarnos
cómo se relaciona El con su pueblo. En la experiencia sexual, nos "dejamos
ir" totalmente, nos relajamos completamente para ser del otro. Esto es lo
que Dios quiere de nuestra relación con El. Hace falta mucha confianza para ser
tan vulnerable, y muchas personas no la tienen a causa de su trasfondo, de
diferentes experiencias en su crecimiento, o de la relación actual con su
cónyuge.
C: También puede ser
el temor a cosas que son un poco más vagas, tales como el temor a volar, o a
darse totalmente, o a no tener control sobre sus mentes.
J: Es posible que una
persona no pueda verbalizar estos temores, pero sabe que se ha
"cerrado" cuando estaba a punto de dejarse ir. La cuarta razón por la
cual una mujer no responde sexualmente es porque no se siente
"femenina". Hay algunos cambios que ocurren en el cuerpo con los
cuales una mujer puede no sentirse cómoda. Siente que el hombre puede gozar de
la intensidad, pero que de alguna manera ella no ha sido creada para eso. Pero,
definitivamente, esta es una enseñanza cultural y no bíblica.
C: El mejor ejemplo de
que el placer sexual mutuo es bueno se encuentra en el Cantar de los Cantares
de Salomón, que está lleno de placer sexual. El pasaje de 1 Co. 7.3-5 dice
claramente que el esposo no debe defraudar a su mujer en lo que le corresponde,
y que la mujer no debe defraudar a su esposo. Es una relación muy balanceada,
equitativa.
J: Otro factor que
ayuda a las mujeres en esta área es el haber sido creadas con una anatomía
pertinente al tema. Específicamente, el clítoris, que tiene sólo un propósito,
el cual es el de recibir y transmitir estimulación sexual. Si el hombre fuera
el único que debió ser sexual, no creo que nosotras hubiéramos necesitado de
esa parte de nuestros cuerpos.
Un quinto factor que
retiene a algunas mujeres de alcanzar el orgasmo puede ser un trauma
profundamente psicológico, como el haber sufrido una experiencia incómoda con
un morboso o una violación, lo que causa que la intensidad de los sentimientos
sexuales respondan negativamente. Justo cuando la mujer empieza a sentirse
bien, comienza a sentirse mal a causa de un evento negativo asociado con
sentimientos sexuales.
C: La sexta causa para
la falta de una respuesta en la mujer es el conflicto en su relación. Si ella
no siente que la relación es cuidada y nutrida puede sentir, aunque no lo diga:
"No le voy a dar a él esa satisfacción".
J: Por supuesto que así
está privándose de algo a sí misma también, pero la ira suele ser así de
paradójica. Nos lastimamos a nosotras mismas antes que a la persona que
queremos herir.
La última razón
principal por la cual una mujer no experimenta una relación de satisfacción con
su esposo es la inhibición religiosa. Esto ocurre cuando la mujer empieza a
sentirse intensamente sexual y bastante excitada, pero entonces escucha una voz
que le dice: "¡No!". Tiene una creencia de que no debe ser sexual.
Si una pareja tiene
problemas sexuales, y si cualquiera de los cónyuges se siente frustrado o
insatisfecho, ¿qué pasos debe tomar la pareja para sobrepasar esta dificultad?
J: Recomendamos que
empiecen a leer algún libro al respecto, y que comiencen a hablar el uno con el
otro. Es asombroso cuánto pueden aprender de su relación con un poco de
educación y comunicación abierta.
C: No recomendamos
ayuda profesional al comienzo. La pareja necesita hablar el uno con el otro, y
una buena manera de comenzar es usar un libro. Frecuentemente animamos a las
parejas a que lean el libro juntos, en voz alta, y que hablen de asuntos
sexuales que nunca han discutido antes. Esta es una situación más cómoda porque
no tienen que crear los términos sexuales sino simplemente leer el libro y
comentarlo.
La discusión será
más espontánea si leen el libro juntos que si lo leen por separado y lo tratan
de comentar. Si después de esto una pareja encuentra que en realidad necesita
ayuda profesional, tendrá su problema más definido a través de la comunicación previa.
La ayuda propia es
bastante beneficiosa porque la mayoría de las personas no buscan ayuda
profesional. Muchos están en lugares donde no existen profesionales
capacitados. Además, muchos no irán a un consejero porque tienen inhibiciones o
limitaciones económicas.
¿Creen que la
frustración sexual es un problema común en las mujeres casadas?
C: Podríamos decir que
es un problema extremadamente común. En los seminarios que damos sobre la
sexualidad a través de los Estados Unidos y Canadá, siempre encontramos un
segmento significativo de la población que está experimentando este problema.
Muchas veces, sin embargo, estas personas sienten que son la minoría. Pero
encuentran mucho alivio al saber que muchos otros también luchan en esta área.
Como consejeros
cristianos, ¿cómo aconsejarían ustedes a una pareja que tiene problemas
sexuales?
C: En primer lugar,
evaluaríamos el problema para tener una idea clara de cuál es el problema.
Entonces nos pondríamos de acuerdo acerca de algunas metas hacia las cuales
trabajar. Estas metas deben ser fijadas por la pareja, para que uno de los
cónyuges no esté simplemente haciendo algo para el otro.
J: Generalmente,
trabajamos dentro de un intenso programa en el cual vemos a la pareja por 10
días durante 50 minutos cada día. Les damos tres tareas diferentes por períodos
de 24 horas, involucrando experiencias de enseñanza-aprendizaje, comunicación y
tacto.
C: Y el 65 por ciento
de las experiencias involucran el tacto.
J: Cuando se busca a
un terapeuta, recomendamos que la persona busque a alguien que trabaje
cambiando modelos de comportamiento y aprendiendo nuevas formas al relacionarse
sexualmente. El tratar de analizar por qué existe el problema, o el
concentrarse en una psicoterapia de larga duración que explora las relaciones
con el padre o la madre, etc., es un proceso muy largo que no tiene un índice
de éxito muy alto.
¿Ustedes animarían a
una mujer a tomar la responsabilidad de su propia satisfacción sexual?
C: Creemos que una de
las razones por las cuales hay mucha insatisfacción sexual entre las mujeres es
porque no asumen su propia responsabilidad.
J: Muchas mujeres
sienten que sus esposos deberían saber instintivamente dónde les gustaría que
las toquen, qué funciona y qué no funciona. La gente cree que se puede aprender
a relacionarse sexualmente en tres sencillos pasos y que todas las mujeres son
iguales. Pero no es así. La gente cambia de momento a momento, y las
necesidades varían de una persona a otra. La única manera de que la mujer sea
verdaderamente satisfecha es que asuma la responsabilidad de comunicarle a su
esposo qué es lo que le trae placer en ese mismo momento, y que entonces busque
activamente esa satisfacción.
Anteriormente
mencionaron a las inhibiciones religiosas entre una de las principales barreras
que las mujeres enfrentan en la búsqueda de satisfacción sexual en sus
matrimonios. ¿Cuál creen que es la perspectiva bíblica sobre el sexo?
J: Creemos que Dios
tuvo la intención de hacer que el área sexual de nuestras vidas fuera el área
en la cual nosotros (como esposos), en realidad nos hacemos uno, y nos
entregamos totalmente el uno al otro para el placer y la intensidad. Probablemente
es donde más experimentamos la integración: lo emocional, espiritual y físico,
todo participa en una unión muy intensa.
C: Debo agregar que
ésta debe ser un área de gran apertura entre los esposos y sus esposas. No
tenemos que esconder nada. Pienso en la analogía del Jardín del Edén. Cuando
Adán y Eva pecaron, no sólo se escondieron de Dios, sino que se avergonzaron el
uno con el otro.
J: Esta vergüenza no
había existido antes. En el perfecto estado del ser humano, había una completa
apertura y falta de vergüenza.
C: Creemos que
especialmente la pareja cristiana, habiendo sido reconciliada con Dios, tiene
ahora la capacidad de una relación muy abierta y libre de vergüenza.
J: El poder de la
redención por Cristo es el comienzo hacia ese estado abierto. Nunca podemos
estar en ese estado perfecto y sin pecado mientras vivamos aquí en la tierra,
pero nuestra redención es un paso hacia Dios con confianza y hacia nuestro
cónyuge también.
C: Así es como
nosotros entendemos la Escritura, y nuestros cuerpos y emociones. Todos estos
componentes están involucrados. Es mucho más que un simple acto físico y
genital. Las emociones deben ser atendidas y el espíritu también. Todo esto
está involucrado y afecta nuestra experiencia sexual. Cuando entramos en el
hábito de sólo hacerlo como un acto físico, tomando sólo unos pocos minutos,
generalmente no es muy satisfactorio y no provee esa unión total de cuerpo,
alma y espíritu.
No hay un camino
sencillo para que una mujer sea excitada, ya que hay tantas variaciones como
parejas. La emoción que está por delante es el seguir descubriéndose en la
relación matrimonial.
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